Salida al río por calle Los Pelúes
En este paisaje fluvial, rodeado de vegetación salvaje, persiste el antiguo carácter rural de la Isla Teja. Aquí puedes acceder a la orilla del río, llegando incluso a refrescar tus pies en el agua mientras disfrutas de una gran panorámica. Esta rústica atmósfera natural era parte de la fábrica Rudloff y un activo eje de transporte y comunicación. De hecho, bajo el agua se encuentran vestigios de faluchos, antiguos lanchones de madera que eran cargados con mercancía de las empresas y remolcados por una embarcación mayor.
Si te aventuras a explorar, a tu izquierda encontraras un sendero que bordea la orilla del río, el que te llevará a una playa secreta entre sauces y huellas del pasado industrial.
Reseña extendida . . .
El borde río de la Isla Teja es de una belleza sin igual, y pocos valdivianos la disfrutan. En el pasado, la vida en Valdivia ocurría en estrecha relación con las aguas: regatas, competencias de remo y waterpolo, nadadores y niñes jugando, botes familiares para transportarse y pasear eran el cotidiano en los ríos de Valdivia y sus alrededores. El espacio fluvial era un espacio público muy utilizado y compartido en el día a día. Sin embargo, después del traumático terremoto del ´60 la población valdiviana le dio la espalda a sus ríos.
En la actualidad gran parte de las riveras de río se encuentran ocupadas por organismos públicos, edificaciones privadas, zonas abandonadas y… ¡estacionamientos! Hasta el día de hoy, la ciudad no cuenta con ningún parque habilitado en el borde río.
Recordar la activa vida fluvial que caracterizaba a Valdivia en el pasado es un estímulo para que como ciudadanía volvamos a habitar los ríos que nos rodean, y que nos constituyen como territorio.