Parque Santa Inés

Este parque de enormes árboles, principalmente exóticos, es un verdadero tesoro para la ciudad; un refugio con especies de más de doscientos años que en cada estación proyecta una atmósfera diferente y seductora. En otoño se tiñe de fuertes tonos naranja y brotan los hongos Amanitas, en primavera y verano el verde es casi psicodélico, y en invierno todo se empapa de misterio y recogimiento. Además, tiene senderos, mesas de picnic y miradores hacia el humedal Santa Inés, otra joya urbana.

Si eres una persona observadora, podrás encontrar el “portal” que conecta al Parque con la población Teja Independiente, una hermosa pasarela en donde confluyen árboles y humedal.

Reseña extendida . . .

El Parque Santa Inés, ubicado en la intersección de las calles Los Robles y Los Lingues, fue donado en 1985 por la Forestal Pedro de Valdivia a la Municipalidad con fines de conservación del bosque nativo y su humedal (Biosfera, 2011).

En este hermoso espacio natural puedes observar grandes ejemplares de árboles nativos, principalmente robles, y especies exóticas como encino, arce europeo, pino marítimo y ciprés de Lawson. El parque es una importante área de alimentación y refugio para muchas especies de aves, destacando la cachaña, la paloma araucana y el concón (Biosfera, 2011).


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Más info en:

Parque en otoño
Gran árbol en el límite del parque y el humedal
Grandes árboles con vista al humedal
Hongos
Sendero que bordea el humedal Santa Inés
Arboles-en-invierno
Amanita muscaria
“El portal” que conecta la población Teja Independiente con el Parque